jueves, 4 de julio de 2013

sweet dreams, baby

      Hay que ver, casi los mismos añitos que el bollito grunge de Belleza Robada. Sin embargo, la muy apetecible piel amelocotonada de Liv Tyler, más que del respeto y la admiración de la que antaño gozaban las todavía vírgenes, es por el contrario pasto de la implacable mofa interclasista de unos progres adinerados y decadentes.
Pero a diferencia de la heroína de Bertolucci, la muñequita en blanco y negro de Elia Kazan sí posee todavía el reconocible carácter turbio y malévolo característico de cualquier niña mimada con cuerpo de mujer, o lo que es lo mismo, de cualquier nínfula ajena a su condición.
Baby Doll desató en su época todas la iras conservadoras habidas y por haber hasta ser considerada la película más cochina jamás filmada en los EE.UU. Y ya se sabe que los escándalos, lejos de ahuyentar al público, son capaces de provocar morbo a mansalva y constituyen la mejor campaña de promoción posible. El director de Un Tranvía llamado Deseo confió en el prolífico dramaturgo Tennessee Williams para la elaboración del guión, y éste, engarzando dos de sus obras de consabida temática sureña, salió más que victorioso del berenjenal (en este caso algodonal) logrando lo que en él parecía casi imposible: firmar una comedia sensual de amplio espectro.
      Karl Malden es el marido, feo, tosco y de pocos modales. Se niega a consumar el matrimonio hasta que la parte interesada -la más turbadora Carrol Baker que se haya visto jamás- cumpla los veinte. Y claro, pongámonos en su lugar. ¿Cómo hacerlo si la que es por ley tu mujer duerme en una cuna chupándose el pulgar? Pero, ¡cuidado!, si no lo haces tú, lo hará otro. Para fiarse del Siciliano -Eli Wallach-. Un tipejo de cuidado.
      Corren malos tiempos para el mito de Lolita. Arruinado por enfermos y caciques indecentes, nos horroriza imaginar el babeo senil derramado sobre frágiles criaturas. La presente película de Kazan, trémula y chispeante, con una fotografía en blanco y negro inusitadamente cristalina, revierte en el espectador la fatuidad del pecado original que jamás existió. Que la disfrutéis.

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Baby Doll (USA, 1956).
Director: Elia Kazan. Intérpretes: Karl Malden, Carrol Baker, Eli Wallach.
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