Porque lo que nos interesa de esta película es el retrato del Swinging London más moderno y cool, reflejado por encima de todo en su colorida moda y en ciertos apuntes de amor libre que, dentro de su inocencia, levantarán la libido de más de uno/a al estar protagonizados por una juguetona Jane Birkin, su amiguita y Thomas, el fotógrafo interpretado espléndidamente por David Hemmings, un tipo cínico e impasible, la viva personificación de lo que muchos quisiéramos haber sido.
No, no nos olvidamos de su banda sonora, compuesta por Herbie Hancock. Ya desde los títulos de crédito -very very fashion- la envoltura musical nos anuncia algo distinto, un jazz fresco, contemporáneo y juvenil que por ejemplo reivindicaron en los ochenta Mick Talbot y Paul Weller a través de su Style Council. Pero esto no es todo, el numerito que hace de Blow-Up un icono de la cultura pop es la aparición estelar de los Yardbirds. Ver a un joven Jimmy Page (Led Zeppelin) en escena resulta todo un lujo impagable.
¿Y de la trama, qué? Pues os digo que nos os comáis mucho el tarro con sus misterios fotográficos sin resolver, y en cambio disfrutad con los momentos surrealistas del film. Chicos, ¡estáis en plenos años sesenta! Lo mejor es que Thomas no se da cuenta de ello, en su inconsciente soberbia no alcanza a sentirse protagonista de un momento único en la historia que a muchos y a través de ‘The fab four’ nos cambió para siempre. Una sorprendente obra maestra que, amigos del pop, no os debéis perder bajo ningún concepto.
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Blow-up (Italia/Gran Bretaña, 1966).
Director: Michelangelo
Antonioni. Intérpretes: David
Hemmings, Vanessa Redgrave, Sarah Miles.
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