miércoles, 31 de julio de 2013

flambeando libros

Esta fábula futurista tomada en parte de una novela de Ray Bradbury entronca con aquel género de ciencia-ficción pesimista en la que tan bien se desenvolvieron George Orwell y Aldous Huxley. En ese hipotético mundo deshumanizado, la conciencia individual se subvierte en favor del pensamiento único del sistema (me suena). En el que aquí se nos muestra cualquier publicación impresa está prohibida, cercenando a la población el derecho y la capacidad de pensar por sí misma. El poder es quien programa la TV familiar, decide tu corte de pelo y administra tus medicamentos (también me suena).
      El nombre de François Truffaut en los créditos no debe inducir a confusión, ya que estamos ante una producción al más puro estilo americano, aunque de impecable factura británica. La magia del director de «Jules et Jim» se diluye en favor de las secuencias de acción; así el ritmo visual se ve favorecido y el espectador participa de la vibrante trama sin la necesidad previa de haberse leído la novela. Del argumento se desprende una curiosa reflexión. Si algún día se nos prohibiese la lectura y cualquier material impreso fuera pasto de las llamas, entonces... ¿Cómo diablos aprenderíamos a leer? Seríamos analfabetos; por lo tanto los libros ya no representarían ningún peligro. Paradojas aparte, no deja de se una excelente película apta todos los públicos.
      Ah, casi se me olvida. El misterioso significado del título lo desvela uno de los bomberos protagonistas, el interpretado por Oskar Werner (casualmente el Jules truffaniano): “F-451 es la temperatura a la cual un libro comienza a arder”. Espero que no se os ocurra hacer la prueba.

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Fahrenheit 451 (Francia/Reino Unido, 1966).
Director: François Truffaut. Intérpretes: Julie Christie, Oskar Werner, Cyril Cusack.
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